Examínenlo Todo, Retened lo Bueno
- Jesús Zabaleta

- 7 nov
- 3 Min. de lectura
¿Mandato de discernimiento o permiso para la tolerancia?
Hay frases que se vuelven tan populares en la iglesia que terminan perdiendo su filo espiritual. Una de ellas es esta:
“Examínenlo todo, retened lo bueno.”— 1 Tesalonicenses 5:21
Durante años se ha usado casi como una licencia para consumir de todo un poco: escuchar cualquier predicador, leer cualquier autor, asistir a cualquier conferencia o seguir cualquier tendencia, con la idea de que “de todo se saca algo bueno”. Pero ¿realmente eso quiso decir Pablo?
El contexto que casi nadie cita
El versículo no está hablando de analizar películas, libros o ideologías, sino de discernir mensajes espirituales dentro de la comunidad cristiana. Pablo escribe a una iglesia joven, carismática y entusiasta, que debía aprender a distinguir entre palabras inspiradas por el Espíritu y falsas profecías. Por eso dice:
“No apaguen el Espíritu. No desprecien las profecías. Examínenlo todo; retengan lo bueno; absténganse de toda forma de mal.”— 1 Tes 5:19–22
Es decir:“No repriman las manifestaciones del Espíritu, pero tampoco las acepten todas. Pónganlas a prueba. Aprueben solo lo que es verdaderamente de Dios, y rechacen todo lo demás.”
El mal uso moderno
Hoy el texto se usa para justificar una especie de consumo espiritual selectivo.“Ese predicador tiene cosas raras, pero dice verdades profundas… hay que quedarse con lo bueno.”Sin embargo, esta actitud tiene un riesgo: el error no siempre se presenta como error. Como el veneno en un pastel, una falsa doctrina puede estar escondida entre frases bonitas.
Jesús advirtió:
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas.”— Mateo 7:15
Pablo no enseñó a “escoger lo rescatable” de un mensaje herético, sino a probar su autenticidad. Si el origen no es Cristo, el mensaje entero es peligroso. No existe “una parte buena” de un evangelio adulterado.
No comas lo contaminado

La comparación popular del “pescado con espinas” suena sensata: “come lo bueno, escupe lo malo”. Pero en la Escritura, cuando algo está contaminado, no se consume en absoluto.El Señor no mandó a Israel a comer animales impuros “con precaución”, sino a abstenerse totalmente.De igual forma, un mensaje espiritualmente impuro no se filtra: se rechaza.
El verdadero llamado de Pablo
“Examinar todo” no significa apertura indiscriminada, sino discernimiento santo. El verbo griego dokimázete describe el acto de probar algo para ver si pasa la prueba. Solo lo que resiste la luz de la Palabra es “lo bueno” (to kalon). Lo demás, por más atractivo que parezca, debe ser apartado (apechesthe).
En otras palabras:
El creyente maduro no mezcla verdad con error: la prueba, la purifica y la protege.
Discernimiento: una urgencia para nuestra generación
Vivimos en una época saturada de mensajes, reels y voces que hablan “en nombre de Dios”.Por eso, más que nunca, necesitamos una iglesia que no confunda tolerancia con discernimiento. No estamos llamados a ser críticos amargados, pero tampoco consumidores ingenuos. Estamos llamados a ser guardianes de la verdad.
“El que es espiritual, juzga todas las cosas.”— 1 Corintios 2:15
A manera de conclusión
“Examínenlo todo, retened lo bueno” no es una invitación a sacar provecho de enseñanzas dudosas, sino un llamado a probar los espíritus y abrazar solo lo que es verdaderamente de Dios. Porque la verdad de Cristo no necesita filtros: necesita fidelidad.




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